Si se hace un viaje largo en auto, hay que ir
parando cada cierto trecho y moverse. En el caso de los vuelos, se
recomienda no viajar después de los siete meses de embarazo.
El problema con los viajes largos, es que la mujer embarazada tiene un
poco más de riesgo de desarrollar una trombosis venosa. Hay todo un
cambio en las proteínas que la hace más propensa a hacer coágulos en las
venas, por eso estar mucho sentada no es bueno. Si viaja a Europa por
ejemplo, es recomendable que camine por el pasillo del avión y que lleve
medias especiales para personas que sufren de várices. Además, se suman
a las incomodidades que la mujer empieza a tener más ganas de ir al
baño. Lo que uno prohíbe como doctor, es que si está en las últimas
semanas, al menos no se le ocurra hacer un viaje en avión de 24 horas.
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